Le dije que sí
En la madrugada incorporé el cuerpo para despertar. Sin prometer fechas ni explicar cómo, una voz parecida a la de mi Padre, me dijo que venía por mí. Años antes de este encuentro ensayé argumentos con el propósito de hacer un pacto. A las tres con cinco de un sábado de junio tuve la oportunidad de decirlos. Me iría, expliqué, en algún momento del día, no pedía escoger la hora ni el momento exacto. Con el estómago ahorcado en el destino de quien se sabe muerto, con la voz entrecortada y pasando la poca saliva que aún quedaba, expuse: tengo tareas pendientes por emprender. Narraciones trazadas como intenciones en el block de notas, cartas a mi amigos proponiendo nuevos proyectos, postales a mis amantes de lugares recordados; respuestas a los compañeros de las preguntas que aún no deseo abordar, likes de los chistes menos oportunos; eso dentro de las acciones ligadas a la escritura. Con respecto a las plantas, alegué lo inoportuno que sería dejar de regarlas en estos días de tempestad,